lunes, 7 de septiembre de 2009

La Santa Misa

Valor de la Sancta Missa:
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Para agradar a Dios, obtener cualquier gracia, expiar las culpas cometidas, alcanzar misericordia y consuelo en las aflicciones de la vida, agradecer los beneficios recibidos, aliviar a las benditas Animas del Purgatorio, etc., el medio mejor es la Santa Misa.
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La Misa es un medio divino, supremo, infinito, puesto a nuestra disposición por la inefable bondad de Dios, para suplir nuestra miseria humana.
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Oír Misa es como si estuviéramos en el Calvario en aquellos preciosos momentos en que Jesús derramaba toda su sangre y moría por nuestro amor.
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¡Qué momentos tan preciosos para pedir gracias! El Padre Celestial no puede menos que concederlas, si son para mayor bien de nuestra alma.
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El que oye devotamente la Santa Misa y está exento de pecado mortal, merece más que si fuese en peregrinación por todo el mundo, y diese todos sus bienes a los pobres. (San Bernardo).
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Una sola Misa, oída en vida con devoción, nos aprovechará más que mil Misas que se nos apliquen después de nuestra muerte. La Misa es infinitamente superior a todo otro acto que tenga por objeto la remisión de nuestras culpas y de la pena que por ellas merecemos. (San Jerónimo).
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Significado de los ornamentos que se usan en la Sancta Missa:
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El Altar significa el monte Calvario, en donde expiró el divino Redentor.
El Sacerdote con los ornamentos sagrados representa a Jesucristo en su dolorosa Pasión.
El Amito significa aquel sucio velo con que los soldados vendaron los ojos del Salvador, dándole de bofetadas y diciéndole: Adivina, Cristo, quién te dio.
El Alba significa la vestidura blanca que por escarnio le mandó poner Herodes, tratándole como a loco, siendo la majestad y sabiduría infinitas.
El Cíngulo es figura de la soga con que le ataron cuando le prendieron en el huerto de Getsemaní.
El Manípulo representa la cuerda con que le amarraron a la columna para azotarle.
La Estola significa la soga que le echaron al cuello, cuando con la cruz a cuestas, como facineroso, fue conducido al Calvario.
La Casulla recuerda la púrpura que por escarnio le pusieron los soldados al coronarle de espinas.
En el Cáliz considera el sepulcro, y en los Corporales el sudario con que amortajaron su Cuerpo Santísimo.
El mejor modo práctico, para oír la Sancta Missa, es seguir al sacerdote.

Tomado de Devocionario (1931)

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