miércoles, 10 de febrero de 2010

Frutos propiamente dichos de la Santa Misa


A la hora de tu muerte, tu mayor consuelo serán las Misas a las que durante tu vida asististe con fervor y devoción.
Cada Misa a la que asististe te acompañará en el tribunal divino y abogará para que alcances perdón.
Con cada Misa puedes disminuir el castigo temporal que debes por tus pecados, en proporción con el fervor con que la oigas.
Con la asistencia devota a la Santa Misa, rindes el mayor homenaje a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor.
La Santa Misa bien oída suple tus muchas negligencias y omisiones.
Por la Santa Misa bien oída se te perdonan todos los pecados veniales que estás resuelto a evitar, y muchos otros de que ni siquiera te acuerdas.
Por ella pierde también el demonio dominio sobre ti.
Ofreces el mayor consuelo a las benditas ánimas del Purgatorio
Consigues bendiciones en tus negocios y asuntos temporales.
Una Misa oída mientras vivas te aprovechará mucho más que muchas que ofrezcan por ti después de la muerte.
Te libras de muchos peligros y desgracias en los cuales quizás caerías si no fuera por la Santa Misa.
Acuérdate también de que con ella acortas tu Purgatorio.
Con cada Misa aumentarás tus grados de gloria en el Cielo. En ella recibes la bendición del sacerdote, que Dios ratifica en el cielo.
Al que oye Misa todos los días, Dios lo librará de una muerte trágica y el Angel de la guarda tendrá presentes los pasos que dé para ir a la Misa, y Dios se los premiará en su muerte.
Durante la Misa te arrodillas en medio de una multitud de ángeles que asisten invisiblemente al Santo Sacrificio con suma reverencia.
Cuando oímos misa en honor de algún Santo en particular, dando a Dios gracias por los favores concedidos a ese Santo, no podemos menos de granjearnos su protección y especial amor, por el honor, gozo y felicidad que de nuestra buena obra se le sigue.
Todos los días que oigamos Misa, estaría bien que además de las otras intenciones, tuviéramos la de honrar al Santo del día.
La Misa es el don más grande que se puede ofrecer al Señor por las almas, para sacarlas del purgatorio, librarlas de sus penas y llevarlas a gozar de la gloria. – San Bernardo de Sena.
El que oye Misa, hace oración, da limosna o reza por las almas del Purgatorio, trabaja en su propio provecho. – San Agustín.
Por cada Misa celebrada u oídas con devoción, muchas almas salen del Purgatorio, y a las que allí quedan se les disminuyen las penas que padecen. – San Gregorio el Grande, Papa.
Durante la celebración de la Misa, se suspenden las penas de las almas por quienes ruega y obra el sacerdote, y especialmente de aquellas por las que ofrece la Misa. –San Gregorio el Grande
Puedes ganar también Indulgencia Plenaria todos los lunes del año ofreciendo la santa Misa y Comunión en sufragio de las benditas almas del Purgatorio. Para los fieles que no pueden oír Misa el lunes vale que la oigan el domingo con esa intención.
Se suplica que apliquen todas las indulgencias en sufragio de las Almas del Purgatorio, pues Dios nuestro Señor, y ellas le recompensaran esta caridad.
La Santa Misa es la renovación del Sacrificio del Calvario, el Mayor acto de adoración a la Santísima Trinidad. Por eso es obligación oírla todos los domingos y fiestas de guardar.

2 comentarios:

  1. Nuestro Señor, el dueño de la vida y de la muerte, el que todo lo puede y a la vez el mas humilde, en su infinito amor nos ha regalado la Santa Misa.
    El Santo Cura de Ars dice: "TODAS LAS OBRAS BUENAS JUNTAS, NO VALEN NADA ANTE EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA, PORQUE ELLAS SON OBRAS DEL HOMBRE; MIENTRAS QUE LA MISA ES OBRA DE DIOS".

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  2. Santo, Santo, Santo es el Señor, Bendita sea su Gloria eternamente, pues Dios YHWH nos entregó en su ultima cena como sacrificio vivo y perpetuo al único que cumplió con la ley del altísimo y se sometió humildemente a padecer por nosotros lo insufrible, tan sólo por amor al Padre quien nos regaló a Jesucristo su hijo como único camino, verdad y vida, quien derrama en cada Eucaristia como conmemoración de su última cena, previa a su entrega total mediante su crucifixión, muerte y resurrección, su Espíritu Santo en comunión con sus fieles.
    Alabado sea el SANTISIMO SACRAMENTO DEL ALTAR, JESUS SACRAMENTADO COMPARTIENDOSE CON NOSOTROS COMO LO HIZO EN SU ULTIMA CENA CON LOS DISCIPULOS NUESTROS PADRES EN LA FE.

    QUIEN COMO DIOS?NADIE COMO DIOS
    PAZ Y BIEN
    Pedro el romano

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